Unos socios de Dislexia sin Barreras, padres de un niño disléxico de 12 años han denunciado a la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid por desatender las necesidades educativas de su hijo y no poner los medios necesarios a los que tiene derecho, reconocidos por la Ley Orgánica de Educación LOE, artículos 71 y 72.
El caso ha sido denunciado ante el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y la Fiscalía de protección del Menor, organismos que han abierto expediente y están investigando el caso.
Esta batalla se inicia hace más de un año, cuando los padres consiguen, tras otra denuncia ante la Dirección Territorial Educativa de su área, que ésta dicte un informe reconociendo que “el niño tiene una dificultad específica de aprendizaje (dislexia del desarrollo con disgrafía y disortografía)”. A pesar del informe en el que se detallan las adaptaciones y los medios que el instituto debe adoptar para una atención adecuada a las necesidades del niño, la Administración Autonómica no facilita los recursos.
Toda esta documentación, así como los informes psicológicos que detallan el daño que la inadecuada atención está provocando en el niño y en la familia, han sido aportados como pruebas.
El padre afirma que con 6 años, su hijo era un niño muy simpático, extravertido, expresivo y con una elevada confianza en sí mismo. Los métodos de enseñanza que se han utilizado con él y su diagnostico tardío, le han llevado a un estado depresivo con sensación de torpeza y muy baja autoestima. En sus 12 años de vida ha pasado por dos depresiones, un tratamiento antidepresivo y por una terapia psicológica de varios meses.
Con diez años, la desesperación a la que llegó fue tal que en varias ocasiones manifestó a su madre que se quería morir. Actualmente se encuentra mejor pero si la situación no cambia, según su psicóloga, volverá a recaer con peores consecuencias.
Alfonso Callejas, Presidente de la Asociación Nacional Dislexia sin Barreras, afirma que “Lo que cuenta este padre es lo “normal” dentro de las familias con niños disléxicos. Su hijo, también disléxico en una ocasión intentó suicidarse. Testimonios similares nos cuentan habitualmente los padres que desorientados y asustados vienen por la asociación en busca de información y comprensión para el problema de su hijo. La Administración Educativa no pone los recursos necesarios para atender convenientemente a nuestros hijos prueba de ello es el desastre pedagógico y psico-somático que viven en las escuelas. La Administración les deja en manos de la voluntad de unos profesores con 25 niños por clase, algunos de ellos con problemas todavía más graves. Desde la Administración se debe de impulsar la formación de los docentes y mandarles los recursos para que de esta manera se pueda cumplir de verdad la LOE
Para Rosa María Satorras Fioretti, doctora en Derecho y especialista en Derecho Educativo de la Universidad de Barcelona, “La Ley Orgánica de Educación, Art. 71 y 72 , es clara, y en este caso, así como con la mayoría de los disléxicos, no se está cumpliendo por parte de esta Administración de Educación. Negar la solicitada ayuda pedagógica a un disléxico diagnosticado, es negarle el Derecho fundamental que le ampara, con las consecuencias de responsabilidad, incluso penal, que ello comporta para los funcionarios públicos de las administraciones educativas en los distintos niveles.”
En cuanto a las repercusiones psico-sociales de la dislexia desatendida, es muy claro Jesús Gonzalo, Psicólogo y Presidente de la Federación Española de Asociaciones de Dislexia (FEDIS). El aprendizaje y manejo de lectura y escritura no se produce con la normalidad que podría esperarse en niños que son suficientemente inteligentes, con lo que sus aprendizajes escolares se retrasan significativamente, dando lugar a la repetición de cursos y al desclasamiento de su grupo de compañeros. Enfrentarse diariamente a este sistema de enseñanza, supone, para el niño con Dislexia, una frustración tras otra y así curso tras curso. Y, entre tanto, la autoestima del niño y la confianza y seguridad en sí mismo van desapareciendo y conformando así una personalidad insegura y carente de autovaloración porque el propio sistema educativo lo propicia al dejar de valorar en ellos sus otras potencialidades.
Se “convierten” en candidatos idóneos al acoso escolar, ya que entre sus compañeros y el propio profesorado suelen ser etiquetados de “vagos”, “distraídos”, “tontos” y otros calificativos similares. Esta situación les genera una sintomatología psico-somática donde abundan los dolores de cabeza, digestivos y las ganas de vomitar cuando llega la hora de ir a la escuela.
En muchos casos la sintomatología depresiva por la escuela, acaba convirtiéndose en un problema de salud muy importante.
Se estima que el 50% del Fracaso Escolar en nuestro país podría explicarse en base a la presencia de estos niños en la escuela. Según el Instituto Andaluz Interuniversitario de Criminología, más del 80% de la delincuencia juvenil, desde los 14 a los 18 años, presenta Fracaso Escolar.
Hoy existen recursos tecnológicos que pueden utilizar en el aula para que a estos niños les resulte asequible adquirir los conocimientos necesarios para su propio desarrollo social, cultural y emocional.”.
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La foto corresponde al breve aparecido en 20Minutos el día 13 de febrero de 2009
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